Mezquita Sidi Soufi

La mezquita de Sidi Soufi es probablemente la más conocida de Bugía y sin embargo es difícil reconstruir su historia.
A mediados del siglo XVIII, el viajero al-Wartilani relata su visita a la tumba de Sidi Soufi, una de las personalidades más relevantes de la ciudad. Es posible que, a su muerte, se erigiera un monumento en el emplazamiento de su sepultura para honrar sus restos y acoger a los visitantes llegados allí para rendirle homenaje. Según otra hipótesis, el edificio, fundado en fecha desconocida, se habría convertido en lugar privilegiado de las devociones de este místico, manteniendo su nombre en recuerdo suyo. En cualquier caso, en 1833, cuando el Estado Mayor francés levanta un primer plano de la ciudad, figura una mezquita Sidi Safi (o Sidi Souffour) en el sector de la mezquita actual, entre la puerta Fouka y la plaza llamada entonces Louis Philippe. De dimensiones modestas, la mezquita servía también de lugar de enseñanza coránica antes de que, en 1850, se dedicara un espacio a la enseñanza en un edificio adyacente, ante la precariedad del espacio a tal fin por aquel entonces. Se desconoce la fecha de construcción de una nueva mezquita. En 1852, el plan de alineamiento de la ciudad prevé ya un nuevo emplazamiento para un gran edificio que acogería “una mezquita, escuelas musulmanas y la vivienda del Imán”, abierto todo ello a una amplia “plaza de armas”. El proyecto no prosperó. En 1900, la vieja mezquita continúa siendo una de las pocas en uso en la ciudad, aunque se considera demasiado pequeña para acoger a los fieles. No conservamos documentación alguna sobre las obras del nuevo edificio, pero se sabe que la actual mezquita Sidi Soufi, ligeramente desplazada hacia el sur respecto al primer edificio, se inauguró el 23 de mayo de 1902. Desconocemos el nombre de su arquitecto aunque podría tratarse de Pierre Bonnell, nombrado en 1901 responsable de las obras de la diócesis de Constantina, quien trabajaba ya en 1889 en el proyecto del paseo marítimo.
Desde el punto de vista arquitectónico, la mezquita tiene hoy una planta basilical compacta de tres naves y seis tramos. Las naves están orientadas perpendicularmente al muro de la qibla donde se encuentra el mihrab. El acceso a la sala de oración se realiza desde la plaza (antigua plaza Louis-Philippe y actual plaza Sidi Soufi), también al este, por lo que la qibla está extrañamente situada en el lado del pórtico de entrada. El plano actual es el resultado de la ampliación realizada en los años 1930, por suscripción pública, que se inauguró en 1939. En origen la sala de oración era de planta cuadrada con tres naves de tres tramos perpendiculares al muro de la qibla. La ausencia de patio es bastante frecuente en las mezquitas de época colonial pero la composición de la fachada recuerda las iglesias coetáneas, con un campanario-pórtico en la fachada, referencia clásica en el siglo XIX a los campanarios de época románica.

Más que en su arquitectura, la originalidad de la mezquita reside en la decoración que embellece su fachada, creación del ceramista Ernest Soupireau. La portada adopta un trazado en arco de herradura apuntado cuyo intradós está finamente recortado para dibujar un perfil polilobulado sostenido por columnitas con capiteles. Se enmarca en un amplio panel de azulejos esmaltados que despliega un decorado de tallos enroscados con palmetas y florones. Sobre este fondo vegetal discurre una larga inscripción con el texto de la basmala en estilo naskhî. La fachada está coronada con merlones dentadoscon palmetas, rematados por un friso esculpido con muqarnas. En el alminar los vanos de los tres niveles están enmarcados con paneles cerámicos de composiciones geométricas o vegetales.

La decoración y las formas arquitectónicas de la mezquita reflejan un orientalismo fantasioso que mezcla referencias a la arquitectura andalusí (tipología del alminar y vanos ) con motivos otomanos. En efecto, el gran panel vegetal de la fachada retoma la decoración esculpida de la portada de la mezquita aljama de Bursa, la Mezquita Verde construida por el sultán Mehmet Celebi entre 1419 y 1424. Esta mezquita era bien conocida en Francia gracias a la réplica que Léon Parvillée realiza en el Trocadéro para la Exposición Universal de 1867, así como por la posterior publicación de su ornamentación en una obra ampliamente ilustrada con planchas en color de 1874 . Puede parecer extraña esta referencia oriental en Argelia, pero Ernest Soupireau las empleaba habitualmente, y volvemos a encontrar referencias a la Mezquita Verde en varios de sus trabajos para particulares. También realizó una copia de su mihrab para la Exposición de la Medersa de Argel (1907), mostrada luego en la Exposición colonial franco-británica de 1908 de Londres, donde fue elogiada por la crítica.

La mezquita fue muy apreciada y así, en 1905, el periódico L’Écho de Bougie da noticia de cómo, durante su visita a la ciudad, Charles Jonnart, gobernador general de Argelia, “contempló largamente este gracioso y extraño monumento en el que todos los estilos de los países de Islam han sido conjugados de manera inconsciente”.

Desde un punto de vista urbanístico, las imágenes contemporáneas muestran en primer lugar un edificio aislado, dominando una explanada sin pavimentar y en pendiente que desemboca en el oeste en una pequeña lonja abierta. En el mismo periodo, se edifica una “escuela indígena” reservada a los niños (actual CEM El-Hadi Zerrouki) en el terreno que sobresale por encima de la explanada en la parte norte.
En el periodo de entreguerras, se construyeron varios edificios públicos, siempre de estilo orientalista, en el perímetro de la explanada allanada y en sus alrededores: zocos en la orilla sur de la plaza (luego aumentados en los años 1950) y, en 1937, baños públicos a lo largo de la calle que conduce a Bab Fouka (inaugurados en 1939). Este conjunto urbano constituye hoy día una de las joyas del patrimonio de Bugía.