(Madrid (España) 1896-San Lorenzo de El Escorial (España) 1978)
Casto Fernández Shaw e Iturralde inició sus estudios en la Escuela de Minas, que abandonó después por los de Arquitectura cuyo título obtuvo en 1919.
Trabajó inicialmente con su profesor Antonio Palacios y, sobre todo, con los hermanos Otamendi en la Compañía Urbanizadora Metropolitana, que culmina en los edificios Titanic en Madrid.
En 1922 concluye el Salto del Carpio, con el ingeniero Carlos Mendoza, por el que recibe como premio la Medalla de Oro de Arquitectura en la Exposición Internacional de las Artes Decorativas e Industriales Modernas de París (1925). Fascinado por las vanguardias europeas, realizaría otros proyectos de presas en Andalucía (Alcalá del Río, El Encinarejo, Jándula), así como la gasolinera de Porto Pí en Madrid (1927), que se convertirá en un hito de la modernidad en España.
Decepcionado por el fallo del concurso para el aeropuerto de Madrid, funda la revista Cortijos y Rascacielos (1930). A partir de entonces se va introduciendo en las corrientes funcionalistas sin renunciar al futurismo. Simpatizó con el GATEPAC, aunque no formó parte del mismo, aceptando el canon racionalista. Tras la proclamación en 1931 de la Segunda República española, asumió la modernidad arquitectónica desde posiciones no alineadas, realizando diversas obras como el Coliseum de Madrid, de inspiración art déco.
En plena Guerra Civil, visita la Exposición Internacional de París (1937), cuyo pabellón de España había diseñado José Luis Sert, donde muestra el proyecto del Faro de Colón a los delegados de lo que será la Exposición Universal de Nueva York de 1939. Marcha después a Londres, donde su hermano era agregado cultural de la República. Regresó luego a España instalándose en Cádiz, donde trabajó en el arsenal de La Carraca, como conservador, y en calidad de ingeniero honorario de la Armada. En 1939 fue nombrado académico de la Provincial de Bellas Artes de Cádiz.
Tras la guerra civil desarrolla su actividad entre Madrid, Andalucía y Marruecos (en especial, Tetuán, donde promueve la Asociación Internacional de Arte), alternando propuestas vanguardistas con otras eclécticas o historicistas, no exentas de matices racionalistas. En 1940 ejercerá como arquitecto consultor en el Centro de Estudios y Proyectos de la Dirección de Construcciones e Industrias Navales, perteneciendo también a la Junta de Reconstrucción de Madrid (1940-1947), y, desde 1941, al Instituto Técnico de la Construcción y Edificación como miembro numerario.
En paralelo gestará el aspecto más onírico de su obra, surgido de su pacifismo: un nuevo paisaje urbano, visionario y futurista, frente a los desastres de las guerras y bajo las leyes de la aerodinámica mediante maquetas, proyectos, bocetos, ilustraciones, etc., de lo que llamaría “ciudades aerostáticas”, “ciudades acorazadas” o “arquitecturas aéreas y antiaéreas”.
En 1951 funda, con algunos jóvenes, el Grupo de Estudios de la Moderna Arquitectura (GEMA). Al margen de estas actividades profesionales, impulsa la creación de la Sociedad de Amigos de los Castillos en 1952. Preocupado desde su juventud por los problemas del estacionamiento urbano subterráneo, pone en marcha, con su amigo Juan Giner, la sociedad ESPROGA (1959) y, en 1961, recibe la Medalla de Oro del Salón Internacional de Inventores de Bruselas, por el garaje radial que llevaba ese nombre.
Reivindicado hoy como una de las voces más originales de la arquitectura española del siglo XX, sus archivos se conservan en el Colegio de Arquitectos de Madrid.